Chile está comprometido con dejar atrás el alto costo económico y medioambiental del carbón importado para convertirse en un país carbono neutral en 2050. Sin embargo, el cambio climático y la rentabilidad de las energías renovables aceleran la búsqueda de un desarrollo más limpio y sostenible. En 20 años, toda la energía que el país necesite podría provenir de fuentes limpias y Chile incluso podría exportarlas.
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